La huelga es un derecho de los trabajadores, el “escrache” un delito.
No hay duda que el transporte público, en cualquiera de sus versiones, es hoy en la Argentina el actor principal en las medidas de fuerza. La aviación comercial no solo no es la excepción, sino que es protagonista, en lo que a Aerolíneas Argentinas y sus gremios “aeronáuticos” se refiere. Este lunes hubo un “simulacro”, entre las 8 y las 11 horas, con formato de “asambleas en los lugares de trabajo”, que solo afectaron durante este espacio a quienes justamente querían ir a trabajar o volar por la mañana. Lo del próximo jueves 9 es otra cosa, aunque el éxito o el fracaso del paro por 24 horas convocado por la CGT, dependerá básicamente del transporte público. En lo que se refiere al sector aéreo el “éxito”, como lo entienden los sindicatos, estaría asegurado por la fuerte adhesión de los gremios que anidan en Aerolíneas, pero especialmente por su dependiente Intercargo que afecta a la competencia nacional y a la mayoría de las aerolíneas internacionales que ya anunciaron la cancelación de los vuelos que llegan o salen el 9.
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