Vuelos desde Aeroparque a Miami y Nueva York. Segunda parte

En febrero de este año Aviación News adelantó la intención de Aerolíneas Argentinas de programar vuelos a Miami desde Aeroparque durante junio. La empresa nunca lo anunció oficialmente, aunque una filtración desde el Gobierno llevó el tema esta semana a los medios. Pero las dudas aún subsisten; lo mismo que la discusión dentro de la empresa sobre la viabilidad y conveniencia de poner vuelos a Miami y Nueva York para las vacaciones de invierno, es decir de mediados de julio a fines de agosto.

Eso hace que algunos sostengan que los vuelos se harán – la decisión habría surgido del ala política del Directorio, como una buena noticia antes de las elecciones – a la que apoyarían sectores de Comercial que los consideran una herramienta apta para competir con las aerolíneas extranjeras que anunciaron para esa fecha incremento de oferta a estos destinos. ¿Qué pretenden, que dejemos que las extranjeras se lleven lo pasajeros argentinos?  Operar desde Aeroparque a Miami y Nueva York sería una ventaja, sobre todo para asegurarse los pasajeros del interior, ya que difícilmente alguna empresa esté dispuesta a trasladar o duplicar su base.

Claro qué, como dijo el representante de una compañía extranjera, la jugada tiene su riesgo ya que implica abrirle Aeroparque a aerolíneas regionales que salgan de allí con aviones de fuselaje ancho, o que alguna internacional con un solo vuelo al día que prefiera operar en el centro de Buenos Aires en lugar de Ezeiza y haga uso del derecho de reciprocidad.

Volviendo a Aerolíneas Argentinas, los sectores que menos entusiasmados están con el proyecto son los operativos. Si hasta dicen que no hay nada avanzado en este sentido, y hasta duran que las obras encaradas en el sector norte de Aeroparque, que incluye la plataforma para recibir aviones de fuselaje ancho, esté lista para esa fecha. En Aeropuerto Argentina 2000 aseguran que estará a tiempo.

Además de la limitación que implica la plataforma (solo para dos aviones de fuselaje ancho) la pregunta es qué va a pasar con los aviones internacionales que quedan estacionados por largo tiempo en la plataforma. En el caso de Aerolíneas, piensan utilizarlos en ese tiempo para vuelos de cabotaje, por ejemplo, a Ushuaia o Bariloche.

La disponibilidad para cargar combustible, el catering para un vuelo de 9 a 11 horas y de 300 pasajeros, el movimiento de equipaje, los equipos para el handling, en especial para mover la carga, son algunos de los inconvenientes que lo operativos advierten sobre la operación.

Y ni hablar del “lado tierra” del aeropuerto, es decir el espacio dedicado al pasajero; las zonas de comercios, aduanas, migraciones, servicios, estacionamiento, etc. que está saturado.

Al punto, aunque todo indica que la excusa es más política que operativa, que a JetSmart y Flybondi se les niegan slots para vuelos de cabotaje por saturación del aeropuerto.

Por último, queda el tema sobre la contradicción entre fomentar la salida de argentinos al exterior cuando por el otro lado buscan, de todas las maneras posibles, la salida de dólares por turismo.

Un tema político:

Se supone que estos vuelos de Aerolíneas deben – o deberían –  generar una discusión dentro del Gobierno argentino.  Por un lado, la empresa que busca mejorar sus ingresos poniendo vuelos allí donde hay demanda, y por el otro el Ministerio de Economía que busca por distintos métodos evitar que los argentinos salgan a gastar sus dólares en el exterior. Si Aerolíneas fuera una empresa privada no habría discusión que valga. La rentabilidad sería su objetivo.  Pero no lo es y subsiste gracias a los subsidios estatales.

La misma situación se da con los vuelos a Cancún, Punta Cana, La Habana, etc.

Sería el caso opuesto al de una empresa como Cubana de Aviación, que también esta subsidiada, pero recoge turismo internacional para un país que vive casi exclusivamente del turismo. La compañía busca allí solo incrementar el receptivo con el consiguiente ingreso de dólares. Difícilmente los cubanos puedan salir al mundo a hacer turismo.

La Argentina, en cambio, es un país con turismo, pero no turístico. No vive de ello. Y por el otro lado, los argentinos mostraron siempre interés por viajar al mundo. Será por aquello, como dijo el Presidente, que “bajaron de los barcos”

Es cierto que, a Aerolíneas, empezando por los periodistas y muchos políticos, le piden que mejore sus ingresos y que viva más de ellos que de los subsidios. Y está bien. ¿Pero cómo se hace para congeniar los intereses de una empresa estatal con los intereses macroeconómicos del país?

¡He aquí la cuestión!