La compañía se llama Global Airlines y pertenece a Holiday Swap, compañía de intercambio de casas con fines vacacionales. Sus primeras rutas incluyen Londres, donde estará su base, Nueva York, Orlando y Los Ángeles.
La compañía promete muchas cosas, “como recuperar el encanto de viajar”, ofreciendo la mejor primera clase del mundo, incluyendo baños particulares. También pretende en tres años llegar a contar con cien aviones, fundamentalmente para operar rutas sobre el Atlántico Norte.
La única cara visible hasta ahora es la del empresario James Asquith, considerado serio y solvente, pero suena extraño que solo aparezca su nombre.