No tan sorpresivamente, si es por comentarios que circulaban en el sector, este miércoles el director de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Juan Irigoin, renunció a su cargo. Se entiende que más que una renuncia fue un “pedido” de renuncia. La ANAC es el organismo que regula y controla la aviación en el país, y por lo tanto quien llevó adelante todo el proceso de audiencias públicas y de adjudicaciones de rutas que impulsa el Gobierno. A Irigoin lo habrá de suceder Tomás Insausti, también funcionario, a quien se lo veía desde hace unos meses coadministrando el organismo. Casualidad o no, lo cierto es que justo en el día de su despedida, Pablo Biró, secretario General de APLA, le hizo llegar una nota a Irigoin donde con fuertes términos le expresa su preocupación “por el impacto negativo en la seguridad de las operaciones que traerá aparejada la deficiente gestión que lleva adelante la actual conducción de la ANAC que encabeza”. El reclamo, que se refiere a cambios en las normativas referidas a tiempos máximos de servicio y de descanso de las tripulaciones, también califica a Insausti como personal ajeno a la ANAC, además de definirlo como “prepotente, arrogante e irrespetuoso”. No es una gran bienvenida
