Nadie puedo predecir, en este enfrentamiento, quien va a ganar la guerra judicial que se abre a partir de este momento, pero está claro que la batalla por la opinión pública la va ganado LAN. Más aún a partir del videohttp://www.youtube.com/watch?v=WuFBdBvrG3I en el que Mariano Recalde confiesa haberle pedido a la presidenta que le saque rutas a LAN. Haber intentado etiquetar a esta compañía como “la aerolínea de la oposición”, no parece, tampoco, una buena idea en plena contienda electoral, sobre todo cuando la oposición, en todo caso, representa el 70% de los votantes. Políticos, dirigentes gremiales, empresarios, operadores turísticos, usuarios y empleados aeronáuticos se preguntan que hay detrás de semejante hostigamiento a una empresa que da empleo a 3.000 argentinos, paga impuestos, no requiere subsidios y brinda un buen servicio. Si hasta el público, ajeno al conflicto, aplaude en los aeropuertos a los empleados que reclaman por sus fuentes de trabajo. Como antecedente, recordarán los memoriosos, se podría rescatar a la gente de Aerolíneas Argentinas en 2001 cuando la SEPI proponía cerrar la empresa. Es cierto que aun no se ha llegado a tanto. Hoy, llamativamente, la víctima es una empresa privada y encima de capitales chilenos y brasileños. Pero el hostigamiento es tan evidente que hasta empleados de Aerolíneas, que obviamente quieren a su empresa, reconocen por lo bajo que no comparten el accionar del Gobierno. Con excepción, claro, de los “chicos” de La Cámpora y algunos viejos sindicalistas que todavía sueñan con un Aerolíneas monopólica.
