La crisis política que vive Portugal, que incluye la renuncia del primer ministro, Luis Montenegro, provocó la suspensión del proceso de privatización de TAP Air Portugal.
Con poderes limitados, el gobierno en funciones se ha visto obligado a detener la publicación del decreto-ley que debía formalizar la venta de la compañía, inicialmente prevista para este mes.
La privatización de su aerolínea de bandera era una de las prioridades del ejecutivo, pero ahora quedará en suspenso hasta la formación de un nuevo gobierno, previsiblemente tras las elecciones anticipadas de mayo. Según la legislación portuguesa, los líderes actuales deben limitarse a la gestión ordinaria, lo que podría retrasar la operación entre seis meses y un año.
Los grupos que han demostrado interés en la compañía son IAG, Lufthansa y Air France-KLM. La matriz de Iberia y Vueling ha valorado su irrupción para reforzar su posición en las rutas trasatlánticas. De hecho, figuraba entre las favoritas, según los expertos.