¿Fin de la historia? El Boeing 747 venezolano de Emtrasur SA, protagonista de una confusa historia internacional, que estaba en territorio argentino desde junio de 2022 y cuyo decomiso fuera reclamado por la justicia estadounidense, por presuntos nexos con el terrorismo, ya está en el país del norte. Habría despegado desde Ezeiza con tripulación de Estados Unidos durante este fin de semana. Antes, funcionarios de ese país lo pusieron a punto en Ezeiza – dicen que inclusive le arreglaron el tren delantero – para el traslado.
El Boeing 747-300 adaptado como carguero aterrizó en Ezeiza porque necesitaba combustible y ninguna petrolera, de Paraguay y Uruguay incluido, accedió a suministrarle el fuel que necesitaba ya que la aeronave estaba sujeta al complejo sistema de sanciones de los Estados Unidos por supuestas actividades terroristas internacionales.
También los tripulantes, 14 venezolanos y cinco iraníes, eran sospechosos. Además, nunca explicaron cuál era el motivo del viaje.
Antes que la nave pasara a manos, supuestamente venezolanas, había pertenecido a la aerolínea iraní Mahan Air, compañía sospechada por Washington de haber apoyado a las Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, identificada por Estados Unidos como una organización terrorista.
El juez federal Federico Villena, de Lomas de Zamora, que tiene la jurisdicción sobre el aeropuerto internacional de Ezeiza, aceptó a principios de enero la solicitud de los Estados Unidos, lo que permitió que el avión despegara rumbo al norte.
Mientras tanto, el gobierno de Nicolás Maduro habla de “robo descarado”.
