La nueva Mexicana… ¿Con todos y a tiempo?

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Columna publicada por Rosario Avilés en nuestro sitio asociado A21

En estos días el secretario de Turismo, Miguel Torruco, ha estado comentando en diversos foros que la nueva aerolínea de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que llevaría el nombre de Mexicana de Aviación, estará iniciando operaciones, como se tenía previsto, el 1 de diciembre próximo. Pese a la seguridad con que lo dice, hay ciertas dudas entre los agentes del sector de cómo y cuándo será posible iniciar operaciones sin que a estas alturas (cuatro meses antes del arranque) se tenga, ya no digamos un manual de operaciones y un Certificado de Operador Aeronáutico (AOC), sino ni siquiera esté definido el segmento que estará cubriendo la nueva empresa (regional, troncal, alimentador) y, menos, el avión con que va a estar operando.

Porque si, como dice el titular de Sectur, será una aerolínea regional y entre sus rutas se contemplan lugares como Ixtepec, Lázaro Cárdenas y Victoria, los aviones Boeing 737 que se dice estarán operando no servirán a ese propósito. Si, en cambio, estarán usando esa aeronave, lo más seguro es que entren a competir de lleno en el segmento troncal, lo que estresará aún más el mercado, que ya está de por sí sobresaturado, de aviones que no pueden volar a los Estados Unidos y no hay rutas en Centro y Sudamérica que les alcancen a las aerolíneas nacionales para sacarle jugo a sus flamantes flotas que inexorablemente continúan llegando.

¿Habrá dumping? ¿La nueva Mexicana operará con pérdidas? ¿Competirá abierta y lealmente con sus pares? ¿Cambiarán de modelo de avión para entrar en el segmento regional? Demasiadas preguntas que no tienen respuesta como para que, de verdad, el 1 de diciembre estén operando… a menos que ¿será una opción la posibilidad de tener un contrato de renta húmeda con una empresa que les dé todo el servicio “llave en mano”? ¿Con qué tripulaciones? Porque deberían ser mexicanos por nacimiento y a estas alturas, los pilotos ya deberían estar en adiestramiento. Además, y no es cosa menor, falta todavía que se concluya el trámite de la compra de los activos y la marca de Mexicana.

Otra noticia que fue importante la semana pasada es la declaración del subsecretario de Transportes de la SICT, Rogelio Jiménez Pons, secundado por el director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en el sentido de que esta infraestructura sí pasará a formar parte del Grupo Casiopea que estará en manos de la Secretaría de Marina, pero que los bonos que se negociaron para financiar el aeropuerto de Texcoco seguirán siendo parte de la deuda del AICM. Al parecer, la Secretaría de Hacienda no aceptó absorber esa deuda, cuyo pago es bastante oneroso (460 millones de dólares anuales en los siguientes 20 años) para algo que, además, no se construyó.

Se seguirá tratando el tema en Palacio Nacional, pero es previsible que se encuentre un mecanismo para que ese grupo de aeropuertos (AICM, Toluca y otras seis pequeñas terminales aéreas) continúen operando y esto seguramente implicará recursos presupuestales. No es lo mismo, pero es igual.

Y todo ello implica que el convenio con los tenedores de bonos, que tiene cláusulas muy claras en cuanto a número de pasajeros y montos de TUA, seguirá vigente.

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