Meseta, montañas, lagos, cerezas y Patrimonio de la Humanidad en Los Antiguos, Santa Cruz

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En estas épocas de dificultad para viajar al exterior por restricciones por Pandemia, y en donde todos los destinos nacionales tradicionales se vislumbran con ocupación plena para este verano 2022, proponemos como alternativa más tranquila –pero no menos espectacular- visitar el norte de la provincia de Santa Cruz. Y es que esta provincia tiene mucho más que ofrecer que glaciares, por lo que, haciendo base en el pueblo de Los Antiguos, de menos de 4.000 habitantes, hay variadas actividades que se pueden hacer desde las costas del Lago Buenos Aires (pasando la frontera este lago binacional se llamará Gral. Carrera, aunque su nombre originario es Chelenko, que en Aonikenk significaría «aguas tormentosas»).

Esta localidad es en sí es un lugar para disfrutar de un auténtico pueblo patagónico sin turismo masivo, que con su viento permanente, y las olas de este lago con espíritu de mar, nos hace sentir libres. La mejor época para visitar a la Capital Nacional de la Cereza es justamente en tiempos de cosecha -de diciembre a enero- cuando se puede visitar las quintas de cerezos, y hasta cosechar su propia fruta hasta empacharse, aunque todo el año se consiguen conservas y productos artesanales de esta fruta. Los inviernos suelen ser muy crudos, y los caminos suelen tener problemas debido a las nevadas.

Son muchas las actividades que se pueden hacer, incluyendo conocer el Parque Nacional Patagonia en la Meseta del Lago Buenos Aires, que desde 2014 protege sectores representativos de la fauna, flora, paisaje y bienes culturales arqueológicos. Si se anima, es aventurero y tiene los recursos de movilidad necesarios, puede hacer unos cuantos kilómetros más por la ruta 40 para visitar los enormes y abiertos paisajes del Parque Nacional Perito Moreno, que particularmente a mí me queda como excusa para volver a la zona.

Pero el principal atractivo que me atrajo a esta zona fue el sitio arqueológico Cueva de las Manos con sus pinturas rupestres de más de 9.300 años de antigüedad. Estos registros, dejados por sucesivas ocupaciones por los originarios cazadores recolectores de esta zona, valieron el reconocimiento de la UNESCO que ha declarado al sitio como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1999. Se cobra entrada y se accede en grupos por orden de llegada, ya que solo se puede entrar acompañado de un guía habilitado quien lo pondrá en contexto para entender la importancia histórica y cultural del sitio. Existe un Centro de Interpretación y sanitarios, pero recuerde que está en la Patagonia, por lo que no olvide llevar agua, comida y gorra. En los últimos años se han realizado necesarias inversiones para mejorar la accesibilidad por pasarelas de madera, pero lamentablemente las necesarias estructuras de protección de las pinturas desentonan con el sitio y el entorno.

Desde estas pasarelas podrá acercarse a centímetros de las pinturas en estos aleros de piedra naturales, pero por favor, no deje de disfrutar del verde paisaje del Rio Pinturas que contrasta con los ocres de la estepa. Existe la posibilidad de alojarse en estancias cercanas para sentir el ambiente de la estepa, y también es ideal combinar el día de excursión visitando los alrededores, como el mítico parador de la Ruta Nacional 40 de Bajo Caracoles y seguir para conocer los lagos Posadas y Pueyrredón, con su particular contraste de colores al estar separados por pocos metros de tierra.

No hay que dejar de lado que el pueblo de Los Antiguos –denominado de esa manera porque los ancianos Patagones elegían este lugar para pasar su vejez debido a su clima- está prácticamente sobre la frontera con Chile. En mi caso, contratamos una excursión con una agencia del pueblo de Chile Chico, por lo que caminamos hasta la frontera en donde nos estaban esperando a la salida de migraciones. ¿Cuáles son las opciones del otro lado de la frontera? Aquí tenemos un ambiente mucho más verde, típico de los lagos patagónicos y sus bosques, por lo que a cada paso se puede disfrutar de frías cascadas, ríos verdes y montañas con nieves eternas. Pero mis objetivos principales fueron, en primer lugar, las Catedrales de Mármol, que como grandes monolitos surgen y contrastan   con el azul-verdoso del agua a la orilla de lago General Carrera, dando un paisaje único. Para visitar esta atracción fue necesario trasladarnos al pequeño pueblo turístico de Puerto Rio Tranquilo –sobre la famosa Carretera Austral de Chile, y embarcarse en una pequeña lancha para recorrer las varias formaciones a pocos kilómetros del pueblo. Debo mencionar la amabilidad de la gente del lugar y lo cómodo que uno se siente en este pueblo típico, con comodidades de pueblo chico pero sin que falte nada fundamental, incluida cervezas artesanales y comida casera para pasar el frio de la noche.

Al otro día, y a 50 km del pueblo, realizamos una verdadera aventura de todo el día para conocer y caminar sobre el Glaciar Exploradores, que con sus 18 km de largo y 3 de ancho, se deja ver y caminar como parte del Campo de Hielo Norte, que junto con el Sur, representan la mayor masa de hielo fuera de los polos. Para realizar esta experiencia es necesaria cierto estado físico, contar con abrigo suficiente y en capas –técnica de la cebolla- por las condiciones cambiantes de la Patagonia y llevar alimentos para las varias horas de caminata sobre esta legua de hielo rodeado de laderas rocosas que te hacen sentir muy pequeño. Fundamental también llevar gorro, anteojos oscuros, pantalla solar y buenas zapatillas. Por el agua no hay que preocuparse, encontrará infinitos arroyos de agua purísima para ir recargando, y tampoco se inquiete por resbalarse porque le proveerán de grampones que hacen imposible caerse. Fundamental: ¡llevar las baterías de las cámaras bien cargadas!

Para el final ya nos tocó iniciar el largo regreso, no sin antes conocer el pueblo de Chile Chico habiéndonos quedado con las ganas -por falta de tiempo- de navegar en los ferris que parten del pueblo sobre este enorme lago compartido entre los dos países y que cambian de nombre en la linera imaginaria de frontera. Ya volveremos al sur para recorrer toda la Carretera Austral hasta las costas del Pacífico en Chile, y para seguir con la Ruta 40 del lado argentino.

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