Con el mayor de los sigilos, para evitar que a alguien se le ocurra volver a impedir que los aviones puedan finalmente trasladarse, partió el último de los seis A320 de Latam que aún quedaban en el país y que habían quedado inmovilizados en el hangar de la compañía en Aeroparque cuando el 16 de junio del año pasado la filial argentina dejó de operar.
Desde entonces la compañía estuvo trabajando en el proceso de traslado de estos aviones que no eran de propiedad de la compañía sino que estaban alquilados, motivo por el cual dichas aeronaves debían ser devueltas a sus propietarios cumpliendo con los procedimientos operativos correspondientes. Los equipos, nueve en total ya que además de los seis de Aeroparque había dos estacionados en Ezeiza y otro en los talleres de FadeA, en Córdoba, partieron hacia Chile para encarar un proceso de mantenimiento antes de ser entregados a sus respectivos lessors, en definitiva sus verdaderos dueños.
Los seis de Aeroparque habían quedado inmovilizados por acción de un grupo de afiliados a la Unión Sindical de Trabajadores Aeronáuticos de la República Argentina (USTARA) que se instaló en los hangares de la compañía para reclamar por la salida de la compañía. Por otro lado, el 1º de agosto se cerró la terminal aérea para la realización de obras, incluida la renovación total de la pista, que recién se reinauguró el 15 de abril. Ni antes ni ahora la empresa y el lessor demostraron urgencia atentos a que la industria estaba parada por el Covid-19.
Recién a fines de febrero de este año, Latam pudo iniciar el proceso de retiro de su flota remanente en Argentina. Primero fueron los dos A320 que estaban en Ezeiza (LV-BRA y LV-BSJ). En abril, con la reapertura del Aeroparque, se fueron el LV-BHU, el LV-GUS y LV- BFO. El 5 de mayo el LV-BRY, desde FadeA, y este mes el LV-CQS, el LV-BFY y, el último domingo, el LV-BGI.
Adiós Latam Airlines Argentina
