Pareciera que finalmente las low cost estarían por desembarcar -o mejor dicho despegar- en la Argentina. Si bien del tema se habla todos los días desde hace más de un año, concretamente desde la Audiencia Pública de diciembre de 2916, ahora el desembarco tiene fecha. O por lo menos, es lo que parece. ¿Pero qué pasaría si una de las low cost por desembarcar fracasa o no cumple con las expectativas que generó? ¿Habrá fracasado el modelo? Hay sectores que apoyan las low cost porque ofrecen tarifas bajas y hacen que más gente viaje en avión pagando solo por lo que necesitan. Pero hay otros, como por ejemplo sectores gremiales que defiende el modelo estatal protegido y subsidiado, que no las ven con buenos ojos y han buscado asociarlas con seudo empresas de aviación, muchas de ellas miserables. Como pretender hacer creer que la chartera LaMia, la boliviana que llevaba a los jugadores de Chapecoense a Colombia, era una low cost. Quienes así piensan no van a desperdiciar la oportunidad de atacar al modelo complicándole la vida a quienes intenten desembarcar después. No se trata de una línea aérea lo que está en juego, sino un modelo de negocio que desde hace 20 años viene transformando la industria en todo el mundo. Las low cost llegaron, se consolidaron en muchos mercados y hasta impusieron nuevas reglas que las tradicionales se vieron obligadas a copiar, hasta el punto de crear sus propias low cost. Es obvio que el modelo ya está impuesto en América del Norte, Europa, Asía-Pacifico y en algunos países de América Latina, por lo que si aquí a una empresa comercial u operativamente le va mal, no se trata de otra cosa que de un fracaso comercial, algo frecuente en este negocio, pero no de un modelo.
