Gobierno y Aerolíneas Argentinas analizan los próximos pasos para traer las vacunas. ¿Podría la compañía estatal sumar a su flota un A330-200 carguero?

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El transporte de vacunas hacia la Argentina se ha convertido en un problema de difícil solución no solo por las dificultades para transportarlas, sino por la disponibilidad del producto. El último vuelo a Moscú de Aerolíneas Argentinas fue un ejemplo.  No solo por la demora en despegar a la espera de vacunas en el destino sino por lo que implica mandar un avión preparado para 600 mil dosis para traer 220.000, y, ya que estamos, 20.000 para nuestros hermanos bolivianos.  “Total, lo que sobra es bodega”.

Los tres vuelos desarrollados hasta ahora por Aerolíneas a Moscú – no hay noticias de cuándo podría partir un cuarto – permitió, por lo pronto, sacar algunas conclusiones. Cómo que no es fácil armar la logística. El problema no está en la disponibilidad de Aerolíneas para hacer los vuelos, siempre dentro de los límites en cuanto a tripulaciones, sino en la falta de mercadería para traer. El ejemplo lo da el último vuelo que demoró tres días la partida para finalmente traer solo un tercio de lo previstos. ¿Por qué igual se hizo? Por una cuestión política frente al reclamo ante una lenta vacunación, al punto que ni siquiera alcanzó lo transportado hasta ahora para inmunizar al personal esencial vinculado a la salud.

Está claro que la logística no es fácil. Ya que si se pudiera traer la totalidad de las vacunas de un saque, estas tampoco podrían ser utilizadas inmediatamente por la “logística” de la vacunación lo que harían que las mismas se venzan o se corte la cadena de frio.

Esto llevo a que en estos días tanto en el Gobierno como en Aerolíneas se comenzarán a analizar alternativas para el transporte del vital producto, ya sea desde Rusia o desde cualquier otro lugar del mundo. Una opción que se estudia es la de contratar un vuelo carguero, como se planteó desde este medio al principio, cuyo costo rondaría los U$S 600.000 por vuelo, pero que se justificaría solo en el caso en que la mercadería a transportar estuviera toda disponible y en la fecha prevista, ya que de haber demoras una vez contratado el carguero comenzarían a correr los punitorios. Un ejemplo de esta alternativa, pero exitosa, la ofreció Chile que ya recibió dos vuelos de Latam Cargo con casi 2 millones de dosis cada uno.

Otra alternativa es combinar ambas modalidades, es decir vuelos de Aerolíneas con A330-200 para pasajeros adaptados y cargueros.

Otra posibilidad sería continuar con los vuelos de Aerolíneas, tratando de optimizar la capacidad de carga y ajustar la logística de los embarques, con la ventaja de que los aviones están disponibles, y buena parte de los costos – sueldo de tripulantes, mantenimiento, alquiler de aviones, seguros, etc.  – están a cargo de la compañía vuele o no vuele. Lo que no sé sabe – las versiones son poco confiables – es el costo de cada vuelos de Aerolíneas.

Y, finalmente, una última alternativa, no necesariamente la más económica pero si la que deja a resguardo el “orgullo” de Aerolíneas y asiste a quienes justifican los U$S 650 millones que le cuesta por año a los argentinos mantener la empresa, que consistiría en incorporar en alquiler, como la gran mayoría de la flota, un A330-200 carguero.  De paso, Aerolíneas podría poner en marcha su tan promocionada “unidad de negocios carga”.

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