El fabricante de turbohélices entregó el pasado año 36 aviones, lo que representa un 53% más que en 2022, y vendió 40, un aumento del 44%, aunque aún muy por debajo de las cifras anteriores a la crisis de la covid.
Esta filial del gigante europeo Airbus y del italiano Leonardo destacó este miércoles en un comunicado que el incremento de las entregas refleja «una dinámica positiva».
Al mismo tiempo, reconoció que 2023 «estuvo todavía marcado por perturbaciones persistentes en la cadena de aprovisionamiento con escasez de materias primas y de componentes que ralentizaron el aumento de la cadencia».
ATR, que había puesto en manos de sus clientes 88 aeronaves nuevas en 2015 y 68 en 2019, el último ejercicio antes del choque del coronavirus, vio cómo sus cifras bajaban a partir de ahí. En 2021 únicamente entregó 31 aviones y 25 en 2022.
En 2023, la facturación se acercó a los 1.200 millones de dólares «por primera vez desde la pandemia», y eso gracias al «récord» en la actividad de servicios, que le reportó más de 400 millones de dólares de ingresos.
El constructor con sede en la ciudad de Toulouse (sur de Francia) se felicitó del incremento de las ventas de aviones el pasado año, superior al de las entregas, lo que le permite incrementar la cartera de pedidos.
Por lo que respecta a las perspectivas, ATR prevé «una demanda creciente en los próximos años» para responder a la expansión de las flotas de las compañías aéreas con líneas regionales, sobre todo en el sur de Asia (India), en el sureste asiático (Indonesia y Filipinas) y en Brasil.
Su consejera delegada, Nathalie Tarnaud Laude, avanzó que «2024 será un año de estabilización que nos permitirá preparar nuestro crecimiento futuro» e hizo notar que ya se han entregado dos aviones desde comienzos de año, lo que «augura un buen ritmo».
El fabricante de aviones regionales confía en sacar partido de sus tecnologías de propulsión con turbohélices, que consumen menos carburante que los reactores.
