¿Y recién se dan cuenta?

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La discusión sobre a quién le corresponderían los pasajes de premio por las millas voladas que otorgan los programas de fidelización de las aerolíneas, si al que lo usa o al que lo paga, viene desde el nacimiento mismo de estos programas. La discusión no era solo en el sector público, donde mucha atención no se le daba (cuantas menos olas se hagan mejor) sino también en el privado.

Las aerolíneas decretaron que las millas eran para el que volaba, pero en algún momento algo se les “separó” para las empresas cuyos empleados viajaban con frecuencia. Entonces se hicieron acuerdos de fidelización entre aerolíneas y empresas, pero sin afectar a los usuarios.

Esta semana – pese a la continuidad en la conducción de la empresa – en Aerolíneas Argentinas descubrieron que solo en el 2023 los pasajes de “premios” a pasajeros cuyos tickets habían sido pagados por el Estado, le significó a la compañía unos 2.364 millones de pesos (unos 27 millones de dólares). Costo que igual le hubiera correspondido pagar a la empresa si los pasajeros eran empleados de empresas privadas.

Durante 2023, continúa el informe de Aerolíneas, se acreditaron cerca de 80 millones de millas a distintas personas que viajaron por la empresa con pasajes comprados por alguno de los tres poderes del Estado, entes descentralizados o empresas públicas, entre otras.

Con esas millas se canjearon más de 10.000 tickets de uso personal solamente durante el último año y de ese número, cerca de 1.000 pasajes fueron emitidos en clase ejecutiva. “Ya que la hacemos, hagámosla bien”, habrán pensado.

Una pregunta que queda flotando ahora es si lo ahorrado debe quedar en las arcas de la empresa o debería recuperarse para los organismos estatales que pagaron los pasajes.

Después de todo, las millas es un costo de “comercialización” que las aerolíneas prevén en su presupuesto anual.