La publicación de los resultados económicos del primer trimestre de este año de SAS, la aerolínea multinacional escandinava, encendió todas las alarmas. Tanto es así, que el Consejo de Administración informó que va a llevar a cabo “una reestructuración sustancial” de la compañía.
La misma ha aumentado un 28% sus pasajeros, pero el índice de ocupación de los aviones no ha ido tan bien, por más que aumentó hasta llegar al 67%. Producto de los costos elevados de la compañía, el aumento del precio del combustible y los mercados cerrados hacia el Este por la guerra, los resultados han sido especialmente malos, con pérdidas de 152 millones de euros, considerables en relación a la magnitud de la compañía.
Esto, además, del arrastré de dos años desastrosos, cuando la deuda llegó a los 9.500 millones de coronas suecas.
La dirección, ha dicho, tiene un plan para reconstruir las finanzas de la aerolínea en los próximos años. Para ello han contratado a Erno Hilden como vicepresidente ejecutivo y encargado de las finanzas.
¿En qué consiste la reestructuración? En primer lugar, una reducción de costos de 7.500 millones de coronas suecas; segundo, rediseñará la flota, la red y los productos; tercero, intensificar la digitalización; cuarto, apostar por la sostenibilidad y, finalmente, captar nuevo capital.
Sin duda, un gran desafío.
