Unos 5.000 manifestantes han pedido en Roma una solución urgente para la parálisis que atraviesa la aerolínea Alitalia, en concurso de acreedores desde mayo de 2017 y cuya crisis financiera ha retrasado el pago de salarios y amenaza con la quiebra. Algunos cargaban un falso ataúd decorado con la bandera de la Unión Europea y un modelo de avión de Alitalia.
El viernes pasado se llevó una de las mayores manifestaciones, que recorrió las calles en Campidoglio, Roma, representaba una procesión funeraria ante la posible defunción de Alitalia.
Las negociaciones entre Roma y la Comisión Europea sobre el plan de rescate de Alitalia, que comenzaron a principios de marzo, están «en un punto muerto», reconoció el gobierno italiano hace dos semanas. Primero porque ningún inversor privado se ha interesado por comprar la totalidad del negocio, sin beneficios desde el 2002, y ahora porque el Gobierno italiano quería nacionalizarla y Bruselas prefiere una solución de mercado, que no pase por inyectar ayudas públicas a una aerolínea que arrastra problemas financieros desde hace décadas.
Tras la comunicación, la situación de transformó en un hervidero de protestas y manifestaciones contra la Unión Europea, por limitar las posibilidades de que Alitalia pueda volver a volar como antes y, sobre todo, de que pueda recibir ayudas económicas en la proporción en la que están siendo ayudadas Lufthansa y Air France.
La aerolínea acumula pérdidas de 11.400 millones de euros entre 2000 y 2020. Su facturación volvió a caer 65% hasta 1.100 millones de euros en 2020, debido a la pandemia.
