COMPRARON LOS PASAJES POR FLYBONDI, PERO VOLARON POR ANDES

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Podría decirse que Flybondi tuvo mala suerte. O que la excesiva exposición en los medios previa a empezar a volar le jugaron una mala pasada ya que logró que todos los ojos se posaran obsesivamente en ella cuando finalmente despegó. Están también los que no quieren, por convicción, ideología o intereses personales que crezca la competencia o que el modelo low cost tenga éxito en la Argentina. También está la política. Y hasta un exceso de confianza como para armar una programación exigente, como si los imprevistos no existieran, volando a varios destinos desde dos aeropuertos y con un solo avión. Por una razón o por la otra, el primer mes de vida de Flybondi no fue fácil. Una indicación que obliga a los 12 minutos de despegar volver a aterrizar en un vuelo con invitados, una limitación en el peso de despegue en Bariloche que deja el equipaje en tierra, una tormenta que obliga a desviar el vuelo el día de la inauguración de la operación (y del aeropuerto) en Buenos Aires, con autoridades y prensa en el lugar, y demoras y más demoras y cancelaciones. Sin un avión de back up, sin estructura, sin personal experimentado, sin talleres de mantenimiento equipados, la posibilidad de volver a los medios, aunque desde una sección distinta, sonaba inevitable. Esta semana un problema con una rueda del único avión disponible -el segundo llegó el último viernes- los obligó a reprogramar una serie de vuelos y recurrir a la competencia, en este caso Andes Líneas Aéreas, para hacer seis vuelos (alguno en ferry) para trasladar unos 625 pasajeros que, trascendió, se vieron afectados. La compañía, que ofreció un resarcimiento para los pasajeros que se vieron afectados, espera recibir en los próximos días un tercer B737-800.