Entre los perdedores estaría el presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde, que si bien apoyaba la lista de Pablo Biro, su aliado más incondicional entre los gremios aeronáuticos, el triunfo no habría venido por el lado de los pilotos de la empresa sino de la competencia. En una maniobra que muchos criticaron por sospechosa, los pilotos de Aerolíneas, la gran mayoría de los afiliados a APLA, debían votar en unas urnas y los tripulantes de las demás empresas en otras. Y si bien Pablo (oficialista) venció en la general por 33 votos -otros dicen que la diferencia fue de tan solo 8 votos- los pilotos de Aerolíneas (953 votantes) habrían apoyado mayoritariamente (550) a su competidor, nada menos que su hermano, el comandante de A340 Daniel Biro (alineado a la CGT opositora que lidera Hugo Moyano) con quien esta enemistado más allá de las disputas gremiales. En definitiva, que en Aerolíneas no tiene el apoyo mayoritario de sus colegas y que ahora estará condicionado – ya que gracias a ellos ganó – por los pilotos de otras aerolíneas, la mayoría de LAN. ¿Hasta qué punto podrá Pablo hacerse el desentendido ahora por las agresiones de La Cámpora y Recalde a LAN? Lo que tendría que haber sido una simple renovación de autoridades de un gremio, terminó transformándose en una disputa gremial, política y familiar, con fuertes sospechas de fraude. Todo indica que Pablo desarrolló una ingeniería -dicen que asesorado por el operador sindical Raúl Horacio Otero- que consistió en renunciar (octubre 2014) y convocar a elecciones anticipadas (tenía mandato hasta enero de 2016) con la intención de evitar la simultaneidad de las mismas con la salida de Cristina del poder y, de paso, asegurarse la conducción del gremio hasta junio de 2019. ¿Hasta qué punto salió fortalecido? Pronto el gremio deberá llamar a elecciones de delegados ya que los que había fueron todos sumados a la lista ganadora. ¿Le responderán los nuevos? Los delegados tienen nada menos que la responsabilidad de discutir paritarias.
