La decisión de Aerolíneas Argentinas de cancelar el contrato firmado en agosto y la contrapartida de Sol de dejar de operar por ser inviable el negocio sin el acuerdo disparó una serie de inquietudes que comenzaron a tratarse en los ministerios de Transporte -donde ahora trabajan a destajo para encontrarle una salida a la crisis- y de Trabajo. Obviamente la preocupación más grande pasa por los 220 puestos de trabajo que se pierden. Los dueños de Sol no pidieron ni la quiebra ni llamaron a convocatoria. Una salida ordenada, dicen. Simplemente se comprometieron a pagar a los proveedores y las indemnizaciones a los trabajadores. Allí surge el primer problema: la empresa, que ya despachó los telegramas, propone pagar el 50% de las indemnizaciones amparándose “en razones de fuerza mayor”. El ministerio y los gremios opinan que no, que corresponde el 100 por ciento dado que la empresa no presentó un procedimiento preventivo de crisis que justificara esa medida. Ahora es una discusión de abogados, cada uno con su biblioteca a cuesta. Por lo pronto, y por pedido de Trabajo, la empresa cambió los telegramas de despido por el de vacaciones. Una forma de ganar tiempo. Los gremios, que habían declarado el “estado de alerta y movilización” e insinuaron medidas de fuerza para el sector, son conscientes que la reapertura de Sol es prácticamente imposible por lo que apuntan a que los empleados sean absorbidos por el resto de las empresas. Y amenazan con posibles paros. «En el caso de los cuarenta compañeros afiliados a APTA, nuestra asociación intercederá directamente ante las autoridades de LAN Argentina, Aerolíneas y Austral para que sean incorporados a las áreas técnicas y operativas de dichas empresas». No sería una solución que le guste al gobierno. Desde el ministerio de Transporte, en tanto, ensayan jueguitos para la tribuna prometiendo empresarios y grandes operadores -algunos de dudosa reputación- que podrían comprar la empresa. ¿Por qué lo que no funcionó, ahora podría funcionar? ¿Qué pedirán a cambio? Por ahora el gobierno ganó 15 días. No es poco.
