El primer comentario que circuló decía que el presidente Javier Milei, “donaba toda la flota aérea presidencial a las fuerzas armadas”. Horas después, desde el Gobierno, aclaraban que no era una “donación” sino “el traspaso” del manejo operativo y logístico de las aeronaves. El paquete incluye el B757-200 que compró Alberto Fernández por U$S 25 millones, el denominado ARG-01, que casi no se utilizó y que Milei, hasta ahora, prefirió no utilizar y recurrir para sus desplazamientos a vuelos de línea.
Según Clarín, el Ministro de Defensa, Luis Petri se enteró de la novedad por el twitter del Presidente. A raíz de esto, en el Ministerio comenzaron a trabajar en la creación de un escuadrón especial dentro de la Fuerza Aérea para operar esta flota. El Boeing 757 ARG-01, el Boeing 737, ARG 02; el Learjet 60 (ARG 03) y tres helicópteros: el Black Hawk S70 (ARG 10), el Sikorsky S 76 (ARG 11) y el otro Sikorsky S 76 (ARG-12).
Aunque en realidad, la Fuerza Aérea ya era la encargada de la operación. Hasta el año pasado los equipos dependían de la agrupación Aviones, manejada por civiles que a su vez dependía de la Secretaría General de la Presidencia. Hasta diciembre a cargo de Julio Vitobello y hoy de Karina Milei.
Fuerza Aérea, con toda razón, va a pedir sin duda presupuesto para el mantenimiento, operación y guarda de esta flota.
La novedad, si se decide, es que estos aviones y helicópteros que hoy están prácticamente parados, puedan ser utilizados por la Fuerza Aérea para otras funciones. Pueden ser el B737 y el Lear. Y los helicópteros. Pero no el B757 con configuración interna VIP y tan solo con 39 asiento, además de una cama de dos plazas. ¿Para qué serviría? ¿Para el movimiento de tropas? ¿Para trasladar evacuados? ¿Para el traslado de mercancía o carga durante una emergencia o catástrofe natural?
