Guna Yala: visitando las experiencias de turismo comunitario en el Caribe Panameño

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Debido a muchos motivos, la Ciudad de Panamá es el principal atractivo de este país centroamericano, con su casco antiguo, sus ruinas de Panamá Viejo, el Canal de Panamá y su costanera rodeada de rascacielos, existe también la facilidad que otorga el Hub de las Américas de Copa Airlines. Muchos vuelos hacen escala en esta ciudad para seguir al norte, por lo que conocer este hermoso país es siempre una deuda pendiente.

Lo primero que un viajero analiza es lograr un pasaje a un precio lógico, ya que, por desconocidas razones de las aerolíneas, es más barato un viaje por Copa a lugares más alejados del caribe, que un pasaje directo a Ciudad de Panamá. Esta situación es poco entendible para un país que quiere diversificar su economía en base al turismo, por lo que una alternativa, desde hace poco tiempo, es realizar el StopOver de Copa sin cargo hasta por 7 días, pero esto solo es suficiente para dar un vistazo a este país, ya que moverse por su geografía no es fácil. En esta lógica, quizás encuentre mejores tarifas vía Lima o Bogotá en otras aerolíneas.

Una de las opciones para visitar en Panamá, más allá de ciudad de Panamá y el Canal, es por supuesto acercarse al caribe. Si bien se ofrecen tours en resorts, todo organizado por una agencia de viajes, nosotros optamos por otra alternativa más auténtica y única. Y es que existe una región con autonomía de la República de Panamá, anteriormente llamada San Blas, y que desde el año 1998 es oficialmente nombrada Comarca Indígena de Guma Yala. Su territorio abarca la costa y 365 islas del más puro caribe, con una isla para cada día del año como a ellos les gusta promocionar. Y es que luego de sus muchas luchas, esta comunidad logro un acuerdo con el gobierno central, dándoles una autonomía muy particular, y por supuesto, muy interesante de visitar.

Por decisión de sus habitantes, y a través de sus autoridades quienes periódicamente se reúnen para planificar el territorio, el turismo masivo está prohibido, por lo que no existen grandes hoteles ni están permitidos los cruceros, ya que conocen las experiencias de otros sitios, quienes han sido superados por estas actividades, y que solo generan algunos empleos de baja calidad. Es por esto que cada propuesta de oferta económica, como la turística, debe cumplir varios requisitos, como ser aprovechada para la economía de cada isla, poniendo sus límites en base a sus intereses comunitarios.

Para ir a conocer estas experiencias, hay que ponerse en contacto directamente con las familias que administran cada isla, y es que hay varias opciones, todas en pequeñas islas de inolvidable belleza. Esto es lo mejor, porque se evitan intermediarios, y se puede logar mejor precio, pero como la comunicación con las islas no es de las mejores, muchos optan por conectarse con un par de agencias locales de Ciudad de Panamá. Estos ofrecen distintos paquetes, todos discutibles en base a que se quiere hacer, y cuantos días se quieren quedar. Hay que tener en cuenta que no existe la posibilidad de hacer esta visita por libre, ya que está prohibido por las autoridades locales.

Si bien existen opciones de realizar la visita en el día, recomendamos como mínimo quedarse tres días, ya sea en la misma isla, o eligiendo la versión más cara, en la cual se duerme cada día en una isla distinta, conociendo distintas familias anfitrionas. Y es que para ingresar a su territorio se inicia el viaje en 4×4 para recorrer las 3 horas de camino hasta el puerto, en donde se debe exhibir el pasaporte (tramite imprescindible) y pagar la tasa de ingreso a la Comunidad de 20 dólares. En el puerto lo estarán esperando con la lancha que se dirige a la isla con la que hayan acordado pasar estos días, observando que ya no se ven banderas panameñas, sino diversas banderas locales.

Es claro que esta será una experiencia rustica y austera. Y es que se puede elegir alojamiento compartido, o cabañas para dos, todas de madera y techo de paja y baño compartido. El menú de pensión completa y fijo, aunque se pueden hacer pedidos del tipo vegetariano, sin gluten, etc. Si bien las comidas son sencillas, son cocinadas por las mismas familias que se encargan de todo lo demás. Por supuesto que no hay luz, solo hay paneles solares para cargar las baterías de las cámaras, y para abastecer una heladera para comprar algunas de las muy necesarias bebidas frías. Hay que tener en cuenta que, en estas las islas, comer pescado o langosta es más barato que traer carne del continente, por lo que seguramente, no faltarán estos platos en su visita.

¿Qué hacer en tres días? En primer lugar, la estancia incluye un tour en lancha a un islote de mar (una pequeña porción de arena rodeada solo de agua en medio del mar) y a una laguna de mar (una porción de mar de muy poca profundidad rodeada de agua). Por otro lado, en su isla seguramente podrá mezclarse con sus habitantes, nadar en sus aguas, contemplar el atardecer y amanecer ya que son islas muy pequeñas, y jugar a juegos de playa con otros viajeros de todo el mundo.

Existe la posibilidad de contratar y negociar con el cacique de la isla otras excusiones. En mi caso, al ser el único que hablaba español e inglés me tocó hacer de intermediario en la negociación, ya que se cobra por viaje, cuantas más personas, más barato. Nosotros terminamos contratando una excursión de todo el día que nos permitió llegar hasta el límite exterior de las islas, hasta la barrera de coral que marca el final del territorio. Aquí pudimos hacer esnórquel, conocer a una de las familias más aisladas que nos cocinaron langosta, y disfrutar de paisajes de unos verdes y azules increíbles. En el viaje de regreso paramos a visitar el “Mar de las Estrellas”, donde pudimos fotografiar estrellas de mar sin molestarlas. También paramos junto a pescadores nativos, a quienes les compramos el almuerzo del día siguiente: Langosta y Conchas de Mar.

Este viaje no solo es para ir al mar, es para vivir la experiencia de estar con una comunidad originaria caribeña, 100% real. Hay que tener en cuenta que no es para todos, ya que las instalaciones están lejos de ser lo que otros destinos caribeños ofrecen, pero quizás esa es la mayor atracción de esta región. De mi parte, si bien extrañé dormir con aire acondicionado, es totalmente recomendable.