Algo más sobre la cancelación de los vuelos de Aerolíneas Argentinas a Cuba

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Al anticipo el jueves pasado en Aviación News respecto a la cancelación de los vuelos de Aerolíneas Argentinas a La Habana le siguió al día siguiente un comunicado de la empresa confirmando la noticia, pero dejando en claro, además, que lo único que sostuvo durante estos 3 años dichos vuelos habían sido motivo exclusivamente políticos, por más que afirmaron que la ruta le había generado U$S 500.000 de pérdida en 2023. Si era tan deficitaria ¿por qué la mantuvieron durante tres años del kirchnerismo? ¿Cercanía ideológica que le dicen?

La ruta Buenos Aires-La Habana siempre fue especial. Se trata de una ruta donde es prácticamente nulo el tráfico comercial – el que paga las tarifas más altas – y que tiene un tráfico unidireccional. ¿Alguna vez alguien vio un turista cubano paseando por la calle Florida?

Es decir, que ni siquiera se lo podía sostener bajo el argumento de que la Argentina se beneficiaba por su aporte al turismo receptivo.

Por otro lado, estos vuelos son mayoritariamente manejados por grandes operadores, que los incluyen dentro de un paquete con otros servicios (hoteles, excursiones, traslados, etc.), negociando volúmenes importantes de asientos. Por eso, no era de extrañar que el vuelo en cuestión, que operaba con una escala intermedia con Punta Cana, pasará de tres frecuencias compartidas semanales originariamente a solo una.

Las características de la ruta no son desconocidas por la industria. En los últimos 30 años hubo muchos vuelos inaugurales – siempre recibidos con ampulosidad política por las autoridades cubanas por su aporte a su principal insumo, el turismo – como también muchas cancelaciones.

Lo dejó en claro el propio presidente de Aerolíneas, Pablo Ceriani, cuando reinauguró esta ruta a Cuba al inicio de su gestión: “Tenemos la experiencia previa de haber operado allí en un vuelo muy pedido por los tours operadores y agencias de viaje al haber una demanda latente, y creemos que se va a complementar muy bien con el vuelo a Punta Cana. Además, siempre es una buena noticia recuperar los destinos que fueron abandonados”

Está claro que la cancelación a la que se referia había sido durante el gobierno de Macri.

Un dato que surgió en la gacetilla de prensa, poco frecuente, es la pérdida económica que tenía la ruta. La publicación de la rentabilidad – negativa o positiva – de una ruta o vuelo es un dato fundamental que llevan las aerolíneas para planificar su red. En Aerolíneas Argentinas – por más que se trate de una empresa pública – hace años que no se publican, lo que no quiere decir que no disponga de la información. Se trata de un dato fundamental, no solo para saber que rutas son rentables y cuáles no, sino también cual es la contribución de cada una de ellas a la economía de la compañía.

Es probable que al ocultar esta información se trate de proteger algunos mitos como que las pérdidas de la empresa son consecuencia de operar rutas nacionales no rentables a las que los privados no quieren volar. Uno de los últimos estudios disponibles, anteriores a la pandemia, mostraba que el yield de Aerolíneas (ingresos por pasajero/kilómetro) es notablemente más alto en rutas no concurrentes (sin competencia) que en concurrentes. Otro dato que surgía de los mismos libros de Aerolíneas mostraba que, abierto por zonas e incluyendo el prorrateo de la estructura, el 34,2% de las pérdidas correspondían a la operación europea, el 45,1% a la interamericana, el 15,1% a rutas regionales y solo el 3,8% a cabotaje.

La pregunta que alguien se podría hacer es por qué, si esas rutas – cabotaje donde solo va Aerolíneas- son las más rentables, no van también los privados. Porque la demanda se cubre con una sola compañía y es probable que con un solo vuelo en el día. Duplicar la oferta significaría reducir la ocupación de ambas al 50%. Lo que ya no es negocio para nadie, incluyendo a la propia Aerolíneas.