El ministro de Finanzas luso, Fernando Medina, que el Ejecutivo aprobará un decreto ley con las condiciones del proceso de privatización y realzó que los «criterios fundamentales» serán los de «naturaleza estratégica del país».
Entre ellos, están el mantenimiento del hub en Lisboa, que siga siendo una compañía con autonomía propia y un proyecto de desarrollo de la compañía y de su expansión, dijo durante una intervención en la comisión parlamentaria que investiga la gestión de la aerolínea.
«Son condiciones que primarán sobre cualquier otra», insistió.
TAP, cuyo capital es 100 % estatal, es un «motor importante del crecimiento económico del país», insistió Medina, que reiteró que se trata de una compañía estratégica y justificó así las ayudas millonarias que recibió.
El Estado portugués aumentó su posición en el capital de la aerolínea, hasta alcanzar el 100 %, para salvarla tras los daños sufridos por la pandemia, con ayudas que rondan los 3.200 millones a cambio de una reestructuración.
El Ejecutivo aprobó en abril la realización de dos evaluaciones financieras independientes de TAP, lo que supuso el primer paso formal antes de la privatización.
El Gobierno socialista luso ya anunció que quiere mantener una posición «estratégica» en la aerolínea, aunque no ha desvelado de cuánto.
El grupo hispano-británico IAG -matriz de British Airways, Iberia, Aer Lingus, Vueling y LEVEL -, Lufthansa y Air France manifestaron interés en la privatización.
TAP cerró 2022 con beneficios de 65,6 millones, el primer resultado positivo en cinco años.
