Tango 01: Cómo la derrota frente a Arabia Saudita abortó (por lo menos por ahora) la compra de un nuevo avión presidencial

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Todo estaba previsto para que el Gobierno de Alberto Fernández la semana pasada, finalmente, anunciara la adquisición de un nuevo avión presidencial en reemplazo del que había comprado en 1992 Carlos Menem. Concretamente un nuevo Tango 01.

Después de algunos intentos fallidos a lo largo de estos años por temor a una fuerte reacción negativa por parte de la opinión pública, y cuando la operación ya se daba por caída, alguien sugirió que la oportunidad – la última, quizás – era ahora, cuando los argentinos estaban distraídos y felices por el Mundial. Era entonces la chance – a un año del recambio presidencial –  para la compra del avión en una transacción que compromete el pago de U$S 22 millones y la entrega del anterior T01, sin uso desde hace años.

Por todo esto, el anuncio – se entiende que también se necesita un decreto – debía producirse inmediatamente después del triunfo de Argentina sobre Arabia Saudita en el mundial de Qatar.  No fue.

¿Lo volverán a intentar?

Si bien la intención del reemplazo del avión presidencial no es nueva – se estudiaron alternativas con B737 y B757 durante el gobierno de Mauricio Macri que no se concretaron también por temor a la opinión pública y a la poca transparencia de la propuesta – lo que llamó la atención ahora es la “casualidad” de que se haya encontrado un avión que reúne punto por punto las exigencias del pliego de licitación. Por ejemplo, que sea un B757-200 (un avión que ya no se fabrica ni utiliza comercialmente, por lo que no abundan, y que empresas como American Airlines que supieron tener una flota importante hace rato que los abandonaron), con motores Rolls Royce y configuración VIP, con espacios para la comitiva y una dependencia privada (cama de dos plazas, baño privado, etc.) para el primer mandatario.

¿Por qué específicamente Rolls Royce cuando en el país no hay motores de esta marca de repuesto?

Pareciera – dijo un especialista en flota – como si el avión en cuestión hubiera inspirado el pliego de licitación. Y no al revés”.

El avión en cuestión, que pertenece a la naviera Carnival, es el único con configuración VIP disponible. Otro es el de Donald Trump, pero no estaría a la venta. En total hay 15 B757 privados. Nueve con motores Pratt & Whitney y 6 con Rolls Royce. De ese total, 7 pertenecen al gobierno federal de los Estados Unidos y 6 a distintos Estados.  Pero con configuración VIP, como exigía el pliego, motores Rolls y disponible para llevárselo a casa ya solo uno, el que dispone justamente la empresa C&L Aviation Group

 El “elegido” en cuestión es un Boeing 757-256, fabricado en 2000 que hasta los cambios actuales había tenido configuración de avión comercial. Lo recibió de fábrica Iberia en abril de 2000 que lo tuvo hasta setiembre de 2005 cuando paso a manos de Funair Corp, empresa de Carnival Cruceros.

Desde el gobierno suelen destacar – ya lo había pedido Macri – que la licitación fuera supervisada por la OACI lo que le da cierto velo de trasparencia, aunque la función del organismo internacional es auditar los aspectos técnicos. No las condiciones del contrato comercial.

C&L Aviation Group, que es la empresa intermediaria que tiene el poder para vender el avión, pertenece a empresarios argentinos, alguna vez vinculados a la Fuerza Aérea, que le hacían el mantenimiento al viejo Tango 01 y que han hecho o intentado hacer otros negocios con el Gobierno: la venta de dos Saab 340 para LADE, que se concretó, y aviones verificadores para EANA SE que, en una operación muy cuestionada por los especialistas, no llegó a buen término. Dicen que el Senador Oscar Parrilli no tendría un buen recuerdo de ellos.

Posiblemente ahora los dueños de C&L sean los principales interesados para que a la Selección Argentina le vaya bien en Qatar.

¿El pase a segunda fase, será suficiente como para cerrar la operación, o habrá que esperar llegar a la final? ¿Sabrá Lionel Messi la responsabilidad extra que lleva sobre sus botines?

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