El gobierno portugués ha decidido dar marcha atrás con sus planes para TAP, y proyecta que el Estado vuelva a ser el único accionista de la compañía para fin de año.
Esta nacionalización tiene por objetivo apartar del control de la empresa al empresario brasileño-estadounidense David Neeleman.Portugal ha notificado a la Comisión Europea su intención de destinar un total de 3.200 millones de euros para reflotar la maltrecha aerolínea. El ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos, defendió esta decisión declarando que «TAP es demasiado importante como para que el país pueda permitirse el lujo de perder la compañía».
El gobierno portugués considera revertir el plan para que el 45% de la compañía permaneciera en manos privadas, a cargo del consorcio luso-brasileño Atlantic Gateway, encabezado por Neeleman y por el empresario Humberto Pedrosa, de Oporto.
La operación ascendería a 2.726 millones de euros en el plazo de menos de un año.
