StarLux tuvo la mala fortuna de iniciar su andadura a pocos meses del estallido de la pandemia. Esto le impidió comenzar a volar convencionalmente. Sin embargo, como un modo de mantener su operatividad, la empresa comenzó a vender pasajes para “vuelos a ninguna parte” que se agotaron en tres horas. La propuesta fue sencilla: volar en círculos, disfrutar de gastronomía cinco estrellas y acceder a vistas panorámicas maravillosas. El vuelo duró en definitiva tres horas y los platos estuvieron a cargo de un chef con una estrella Michelin. El toque de color incluye que el propio CEO de la compañía, Chang Kuo-wei, fue el piloto de aquél singular paseo. Tras el éxito que alcanzó la propuesta, StarLux planea realizar nuevos vuelos.
StarLux hace caja con las ganas de volar de los taiwaneses

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