La renuncia de Niel Golightly no ocurrió por haber dicho algo inconveniente respecto a su empresa o no supo responder a una pregunta difícil sino que lo hizo después que un empleado se quejara de un artículo que había escribió en 1987, cuando era un joven piloto de la Marina de 29 años, que decía que “las mujeres no deberían servir en combate”. Y si bien dijo que ese no era su pensamiento hoy, igual renunciaba al cargo que había asumido seis meses atrás. «El artículo que escribí, con argumentos que rechacé poco después, es una lectura dolorosa», escribió Golightly, de 62 años, en el correo electrónico, que compartió con The New York Times. “Doloroso porque está mal. Doloroso porque es ofensivo para las mujeres. Doloroso porque me recuerda la aguda y vergonzosa educación que recibió el ‘yo’ desinformado y no informado de ese tiempo tan pronto como apareció la nota”. Golightly había escrito en una publicación mensual del Instituto Naval 33 años atrás, “que introducir a las mujeres en combate destruiría los intangibles exclusivamente masculinos de la lucha de guerra y las imágenes femeninas de por qué luchan los hombres: paz, hogar, familia», escribió. Y agregó: “En un portaaviones de 5.000 hombres, simplemente no hay lugar para los problemas de acoso sexual, violación, prostitución, embarazo, triángulos amorosos y crisis emocionales de adolescentes. No hay ninguna ventaja que las mujeres traigan a la primera línea que valga la pena el gasto y la molestia de proporcionar instalaciones privadas, crear tampones ‘milspec’ y mantener las tiendas de los barcos abastecidas con necesidades de higiene femenina». La denuncia del empleado tiene que ver con la politica de Boeing a partir del asesinato de George Floyd en Minneapolis en mayo, que llevó el director ejecutivo de la compañía, David Calhoun, a disponer que la empresa «tendrá cero tolerancia para la intolerancia de cualquier tipo» y que la compañía «redoblará su determinación de expulsar los comportamientos que violan nuestros valores y lesionan a nuestros colegas».
