Al escuchar a los directivos de FlyBondi explicar su proyecto para el lanzamiento de la primera compañía argentina Low Cost, nadie parece dudar de que tiene un punto a favor: los argentinos vuelan poco y hay mucho mercado para el crecimiento de este tipo de empresas. Lo que resulta más difícil de discernir, es cómo la compañía podrá aplicar este modelo y reducir drásticamente costos en un mercado que parece estar lleno de barreras para su desarrollo. Cuando uno piensa en las características básicas de una Low Cost pura, se da cuenta que FlyBondi se topa en Argentina con una serie de dificultades no tan sencillas de resolver. Desde la Banda Mínima Tarifaria que el Ministro de Transporte Guillermo Dietrich aseguró no modificará –aunque la inflación la irá limando-, hasta la oposición de gremios fuertes que difícilmente modifiquen sus convenios de trabajo, además de operar en un mercado con prácticamente un monopolio aeroportuario y de servicios de rampa (FlyBondi busca autogestionarse handling en El Palomar, por lo que –nuevamente– habría que modificar las actuales nomras). Además, la empresa iniciaría operaciones con una flota usada y operando desde el interior del país, lo que refiere gastos en tripulaciones. Con ese panorama, daría la sensación que más allá de una venta online, cobro por ubicación de asientos y venta de catering a bordo, el servicio Low Cost tiene mucho camino por recorrer hasta alcanzar “altura crucero”. (Ver nota completa)
