Por un lado Airbus ordenó que los operadores del A380 deberán revisar las costillas alares de los aviones cada seis años en vez de cada doce, como estipuló originalmente. El cambio se debe a la detección de señales de fatiga en el aluminio de estas células en el marco de ensayos estáticos. La empresa estadounidense con sede en Seattle, por su parte, detectó grietas en la fibra de carbono con el que fueron elaboradas las alas. Boeing atribuyó el problema a un cambio en el proceso de fabricación por parte de la japonesa Mitsubishi Heavy Industries que suministra las alas al programa Dreamliner. Fuentes de Boeing aseguraban que el problema no afecta a las aeronaves ya en servicio. Aunque sí podría provocar demoras en la cadencia de montaje de las próximas unidades.