Desde su puesta en operaciones, la aerolínea japonesa All Nippon Airways es una de las mayores usuarias del B-787 Dreamliner, con 17 unidades en servicio. Sin embargo, los problemas técnicos que derivaron en la decisión de dejar a todos los aviones en tierra obligaron a la compañía a cancelar unos 3.601 vuelos. A raíz de esto y de la necesidad de reordenar sus planes de flota, sus proyecciones de mantenimiento y la programación de sus tripulaciones, el presidente de ANA, Osamu Shinobe, admitió a la prensa que le pedirá a Boeing una compensación. El ejecutivo consideró que las pérdidas producto del “Dreamlinergate” equivaldrán a “unos cuantos miles de millones de yenes” (vale aclarar que 1.000 millones de yenes equivalen a US$ 10,5 millones, aproximadamente). Cabe recordar que alguno de los B-787 de ANA protagonizó los incidentes técnicos que obligaron a las autoridades aeronáuticas a quitarle al avión su status operativo. Entre esos episodios figura un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Takamtsu, ante el principio de incendio en las baterías de ion-litio.
Y JAL TAMBIÉN…
Japan Air Lines, la otra gran usuaria actual del B-787 anunció que también pedirá una compensación económica a Boeing por los problemas técnicos del avión. La empresa estimó que las pérdidas derivadas de la paralización de la flota de B-787 le supondrán una pérdida cercana a los US$ 11,6 millones en el año fiscal que concluye el próximo 31 de marzo. Pero las proyecciones hablan de otros US$ 23 millones a perder durante el siguiente ciclo fiscal producto de la crisis. «Comenzaremos las negociaciones en el momento oportuno. Por ahora no queremos molestar a Boeing con esto, queremos que se concentren en solucionar los problemas de las baterías del 787», aseguró Yoshiharu Ueki, presidente de JAL. La compañía nipona dispone de 24 Dreamliners que debió retirar de las operaciones.