El Aeroparque es mío, mío y mío…

Sin desmerecer la importancia que el anuncio de dos nuevas rutas nacionales significa para JetSmart y para la conectividad de los argentinos, la sorpresa durante la conferencia de prensa del viernes brotó cuando el gerente general de la empresa en Argentina, Gonzalo Perez Corral, confirmó que la intención junto con la casa matriz es sumar un quinto A320 nuevo antes de fin de año, pero que el ORSNA les niega el espacio en Aeroparque bajo el argumento de que no hay “amarras disponibles”.

¿Cómo se justifica que pese a las costosas obras de ampliación y renovación que recibió el Jorge Newbery a principios de este año, a la fuerte caída de la demanda durante la pandemia, a la salida de empresas como Avianca, Latam Argentina y Andes que liberaron numerosos slots, y al cierre de El Palomar bajo el argumento de que tres aeropuertos para el área metropolitana eran demasiado, ahora el Aeroparque está saturado, inclusive para las empresas que ya están allí?

Esto implicaría que ninguna de las empresas argentinas que operan allí, salvo Aerolíneas Argentinas, podrá ingresar un nuevo avión, por lo tanto, aspirar a crecer. Ni Flybondi sumar un cuarto B737-800, ni JetSmart añadir un quinto A320…ni un sexto, ni un séptimo.

De mantenerse esta postura, se confirmaría que, pese al impase de cuatro años, aún siguen activas dos viejas aspiraciones de La Cámpora y de Cristina Kirchner, que intentaron sin éxito cuando quisieron sacar a todas las aerolíneas y todos los hangares de Aeroparque, para convertirlo en un aeropuerto exclusivo para Aerolíneas Argentinas. Inclusive para vuelos regionales, algo que los gobiernos de países vecinos impidieron apelando a los acuerdos de reciprocidad que rigen esta industria.

Siempre, claro, con la complicidad del ORSNA – también arropado por La Cámpora – que según rumores tendría intenciones de alzarse inclusive con la administración de los aeropuertos argentinos.

El otro también viejo sueño, es convertir a Aerolíneas Argentinas en un monopolio aéreo estatal. Como Cubana de Aviación, Conviasa o BoA…Un objetivo que en los últimos años arrancó con la expulsión, en sociedad con los sindicatos, de Latam Argentina, la disolución de Austral Líneas Aéreas, los obstáculos para el desarrollo de Norwegian y Avianca, el cierre de El Palomar, y ahora la limitación a las low cost a las que obligaron a mudarse contra su voluntad a Aeroparque, para negarles luego incorporar aviones con la excusa de que el aeropuerto está saturado.

Lo grave no es a esta altura que los argentinos – viajen o no viajen – deban contribuir compulsivamente con entre 700 y 800 millones de dólares por años para sostener la deficitaria empresa de los argentinos. Si no el riesgo de que éste déficit se multiplique teniendo en cuenta que Aerolíneas, como lo ha demostrado en infinidad de oportunidades, cuanto más vuela, más pierde.

Habrá que ver cómo sigue esta historia “de no más aviones para la competencia”.  “Latam dejó un espacio grande que entendemos ha sabido capturar la aerolínea de bandera, y ese bloqueo haría que no podamos crecer de aquí en adelante”, resumió Pérez Corral. La aerolínea, creada por el fondo de inversión estadounidense Indigo Partners, es consciente, dijeron, que falta sumar oferta de conectividad a las provincias de forma complementaria a las propuestas de otras líneas aéreas, por lo que continuarán trabajando para sumar su quinto avión a la flota en Argentina. “Estamos trabajando con las autoridades, pero hasta ahora, lamentablemente, no hemos tenido buenas señales. Desde la autoridad del concesionario nos han dicho que, pese a que Latam ha salido de Aeroparque, y que se han hecho reformas importantes y costosas, no tendríamos lugar para ese quinto avión”, precisó el directivo.