El planteo de la IATA es absolutamente sencillo: en la medida que el mundo siga subsidiando directa y masivamente a las empresas de petróleo y gas, se perpetúa una competencia desigual para los productores de energía renovable. Sólo entre los países de la OCDE, se destinan alrededor de US$ 40 mil millones anuales al apoyo de exportaciones de combustibles fósiles, mientras que la asistencia para exportaciones de energía limpia no supera los US$ 10 mil millones. Un informe de Climate Change News del 14 de enero de 2025, detalla los esfuerzos de algunos países de la OCDE, como el Reino Unido, Canadá y la Unión Europea, para detener este apoyo al sector de combustibles fósiles no lograron consenso. Las propuestas buscaban poner fin, con algunas excepciones, a los créditos a la exportación relacionados con la producción, transporte, almacenamiento, refinación y distribución de estos combustibles. El apoyo a combustibles fósiles, valorado en US$ 40 mil millones anuales, podría haberse redirigido para cubrir el 58% de las necesidades de inversión de capital del sector de transporte aéreo en la producción de combustibles sostenibles hacia 2030.
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