La principal aerolínea neocelandesa decidió desestimar sus objetivos climáticos para 2030, con relación a sus emisiones de carbono. Las explicaciones de la empresa se relacionan con la dificultad de obtener aviones más eficientes, fundamentalmente recibir en tiempo y forma aviones nuevos de fábrica (habida cuenta que están retrasadas las entregas tanto en Boeing como en Airbus). Y también influye la imposibiliad de acceder a volúmenes necesarios de SAF (Sustainable Air Fuels, Combustible Sustentable de Aviación) debido a la escasez en la producción a nivel global y en consecuencia su alto costo. Obviamente Air New Zealand sigue comprometida, como el resto de la industria, con las emisiones netas cero para 2050. “En los últimos meses, y más aún en las últimas semanas, también se ha hecho evidente que los posibles retrasos en nuestro plan de renovación de la flota suponen un riesgo adicional para la consecución del objetivo», dijo el director ejecutivo de Air New Zealand, Greg Foran. Ellis Taylor de la firma de análisis de aviación Cirium, indicó: “El precio de [SAF] es más caro que los combustibles tradicionales, y no hay suficiente capacidad para producirlo a escala. Necesitamos ampliar todas las soluciones, incluida la producción de SAF, así como las soluciones tecnológicas emergentes, incluido el uso de hidrógeno y eliminación de carbono”.
¿Será la primera de muchas?