La cosecha de Argentina durante la Asamblea Mundial de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) que se celebra en Montreal, no podría ser mejor. Hace unos días, Paola Tamburelli, titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y cabeza de la delegación argentina, fue elegida vicepresidenta de la Asamblea. Esta semana, a su vez, la Argentina se transformó en miembro del Consejo Permanente de la OACI, la agencia de Naciones Unidas que regula la aviación civil mundial y que integran 193 países.
La incorporación de Argentina como miembro fue por votación, en una asamblea del Organismo que tuvo lugar el sábado en Canadá en la cual participaron 193 países, de los cuales 171 votaron, y 148 seleccionaron a la Argentina, en lo que fue una contundente victoria. Son 36 los Estados que integran el mayor órgano ejecutivo de la OACI. “Con este voto de confianza que recibimos de la Asamblea reafirmamos el compromiso para seguir aportando al desarrollo de estándares internacionales para la aviación civil”, dijo Tamburelli
Pero un dato en el listado de la delegación argentina llamó la atención. De los 15 funcionarios que OACI tiene oficialmente como Delegados argentinos y dos Asesores, llamó la atención que dos de los Delegados, por lo menos, no cumplen con las normas de la organización que solo admite como tales a funcionarios de organismos oficiales ya que la OACI solo la integran países. No las empresas. Las aerolíneas u otros interesados en participar solo pueden hacerlo como Observadores. En este caso, quienes aparecen como “Delegados” en el listado de OACI son Gustavo Lipovich y Grisel Azcuy que figuran casualmente con los mismos cargos, “Director de Política Aérea, Desarrollo Nacional y Relaciones con Organismos”, y “Gerente de Estrategia de Trasporte Aéreo y Desarrollo”, que en Aerolíneas Argentinas… pero sin mencionar este último detalle en el listado de Delegados.
