La versión que corrió la semana pasada era que el gigante aéreo alemán estaría interesado en sumarse a los candidatos a quedarse con la devaluada Air Europa.
Más allá de saber si el interés es concreto o un supuesto surgido desde el interior de la propia compañía de Juan José Hidalgo, como medida de presión a Iberia o al Gobierno español, lo cierto es que Lufthansa enfrentaría una complicación, ya que pese a haber devuelto ya los préstamos públicos valorados en unos 9.000 millones de euros, aún conserva en su capital al Gobierno alemán con un 15% de las acciones tras los últimos rescates.
La jurisprudencia de la Unión Europea complica consumar adquisiciones de competidoras para aquellas compañías aéreas receptoras de ayudas públicas y rescates estatales en cualquiera de sus formas líquidas o en capital, con el fin de evitar la distorsión del mercado por parte de los respectivos gobiernos del continente.
Lufthansa valoró hace varios años su entrada en Air Europa, pero concluyó que podía conseguir por su cuenta los activos de la aerolínea de Globalia, tanto aviones como ‘slots’, sin necesidad de tener que abonar una millonaria suma o asumir una elevada deuda.
El nombre de Lufthansa se ha puesto sobre la mesa después de que Iberia haya pedido a Air Europa una valoración acorde a la realidad actual, y de que también haya solicitado que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se convierta en el principal accionista de la compañía mediante la conversión de deuda por capital. De ser así, el Estado se convertiría en el mayor accionista de Air Europa.
Hidalgo está molesto por las cambiantes condiciones del grupo propietario de Iberia, Internationa Airlines Group (IAG), durante la compraventa de Air Europa y ha deslizado que estaría dispuesto a negociar con Lufthansa y ha amenazado a Iberia con una demanda millonaria si incumple el último acuerdo firmado en enero por 500 millones de euros por los daños causados
