HABLEMOS DEL PASADO, PARA NO HABLAR DEL FUTURO

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No parece casual. Hace dos semanas fue Gustavo Lipovich, vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, quien en una entrevista en Página 12 habló de cómo el gerenciamiento anterior dejo la empresa y cómo se recuperarán rutas que fueron dejadas de lado. Esta semana fueron Fabián Lombardo, director Comercial y Pablo Ceriani, CEO y Presidente de la empresa, los que hicieron declaraciones a medios, siempre elegidos, y en comunicados internos de cómo dejó la empresa la gestión Cambiemos y como el Kirchnerismo en 2015. Nada distinto a lo que hizo Cambiemos cuando asumió el control de la empresa y culpó de las dificultades a la herencia. Y en estas declaraciones aparecen números que nadie puede fehacientemente aceptar como válidos o son refutables. Más, si se tiene en cuenta que Mariano Recalde dejó la empresa sin los balances 2013 al 2015 como para comparar, por lo que hubo que reconstruirlos, o que la Inspección General de Justicias se negó a firmar, por inconsistente, lo que había. «La revolución de los aviones fue una desregulación irresponsable donde la empresa que más sufrió fue Aerolíneas Argentinas, por lo que nos va a llevar un tiempo recomponer y reordenar” dijo Ceriani. Mientras que Lombardo sentenció que “no hay nada rescatable de la política comercial de la compañía durante los últimos cuatro años y que hubo un desmanejo en la puesta en marcha de promociones y el programa de millas, como también en el manejo de las partidas de subsidios del Gobierno”. Por lo que se ve, lo único irrefutable y documentado, pareciera, son los U$S 7.000 millones en subsidios que recibió el Grupo entre el 2008 y el 2019. Para tener una idea de la magnitud de la cifra, vale decir que IAG podría haber comprado siete aerolíneas como Air Europa. Respecto a declaraciones sobre el futuro, las más destacadas hablan de U$S 700 millones de aportes del Estado para este año –siempre al final es bastante más que lo que se estima a principios de año–, la promesa de reemplazar los dos A340 por otros tantos A330 y recuperar rutas y frecuencias internacionales, empezando por Barcelona y Nueva York, apostando al turismo receptivo. Un objetivo nada fácil teniendo en cuenta que actualmente solo el 16% de los pasajeros internacionales de Aerolíneas son no residentes, y que de estos, el 50% provienen de países limítrofes.