AEROLÍNEAS ARGENTINAS II: NI VENCEDORES NI VENCIDO. PERO TODOS MAGULLADOS

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Es probable que el enfrentamiento entre gremios de Aerolíneas y Mariano Recalde no tenga ganadores ni perdedores. Empate clavado. Pero es seguro que, como en cualquier batalla, ambos bandos resulten lastimados. Recalde, después de las acusaciones de los gremios y sus confesiones, verá dañada su pretendida imagen de buen gerenciador. Peor aún si, como anticipó el último viernes Marcelo Bonelli en Clarín, la Auditoría General de la Nación, que dirige el radical Leandro Despouy, eleva otro de sus puntillosas e irrefutables auditorías sobre la gestión en Aerolíneas. Informe que, se supo, Recalde busca demorar todo lo posible. Los gremios, a su vez, tampoco saldrán indemnes. Por lo pronto no todo es armonía dentro de la Federación Argentina de Personal Aeronáutico. Como prueba no había más que mirar los gestos de desaprobación del panel durante la conferencia de prensa convocada por la FAPA y UALA, cuando Pablo Biro elogiaba -con reparos, es cierto- la gestión de Recalde. Un cortocircuito en la mesa de la federación que comenzó cuando los pilotos se cortaron con medidas de fuerza «sorpresivas» -menos para la empresa-, sin que algunos de los socios de FAPA que participaban en Bulgaria de un congreso de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte estuvieran informados. Las demoras y cancelaciones de ese día terminaron por generar con llamativa celeridad la conciliación obligatoria para varios gremios que venció el último miércoles. También las próximas elecciones de autoridades en FAPA dividen las aguas. En el sector sostienen que su actual presidente, Edgardo Llano, de APA, aspira a continuar al frente de la entidad, posición que también pretenden Pablo Biro de APLA (pilotos), el más cercano de los gremialistas a la conducción de la empresa, y Rubén Fernandez de UALA (personal superior). Mientras tanto UALA (pilotos de Austral) acompaña, en tanto que el secretario general de APTA, Ricardo Cirelli, que no forma parte de FAPA, se mantiene al margen del conflicto y espera su turno. Está claro que el apoyo de la Presidenta a Recalde desinfló buena parte de las amenazas de paro. La alternativa era una marcha el último jueves hacia las oficinas de la compañía, pero el poco entusiasmo de las bases frenó también esta forma de protesta. Sin el soporte de los técnicos, el gremio que históricamente más aporta a estas marchas es APA (personal de tierra), sindicato que justamente recibió la mayoría de los 4.000 nuevos empleados, buena parte militantes de La Cámpora, que los gremios denunciaron como ingresados durante la gestión Recalde. Nadie muerde la mano del que le da de comer.

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