Mientras atraviesa una de las peores crisis de su larga existencia, en busca de soluciones en el MCAS para volver a colocar a la flota mundial de B737 MAX en servicio, un artículo de The New York Times le da un nuevo golpe al fabricante. Se trata de nuevas denuncias para la línea de ensamblaje del B787 en la fábrica de Charleston, Carolina del Sur, por fallas organizacionales y prácticas graves que podrían poner en riesgo a las aeronaves. Básicamente, lo que el diario califica como una “fabricación pobre” del Dreamliner. Entre las denuncias del diario se mencionan prácticas como dejar objetos que no pertenecen a los aviones construidos como herramientas o FOD en el interior del cableado de las aeronaves, además de presiones para que los trabajadores no realicen reportes de los errores de procedimientos u otros que se pudiesen cometer en la fabricación. The New York Times cita correos electrónicos, documentos, entrevistas con los empleados para sustentar su denuncia, mencionando que se han instalado “piezas defectuosas”. “La imagen imprecisa que pintó The New York Times es ofensiva porque ataca los valores esenciales de nuestra compañía. La calidad es la fundación de lo que hacemos. Es por eso que nos enfocamos siempre en mejorar la calidad y la eliminación de los FOD en todas las fábricas de Boeing”, fue la respuesta de Brad Zaback, vicepresidente y gerente general del programa B787 Dreamliner. Desde FAA indican que en las múltiples inspecciones que realizan a todos los aviones han encontrado algunas prácticas ahorrativas, y que Boeing ha conseguido certificar los aparatos y asegurar de que no quedan “restos” de la producción. Ya en los primeros años de funcionamiento del Dreamliner, Boeing también tuvo que salir al paso de denuncias sobre errores o defectuosa calidad en la producción de los aviones en Charleston. Ante esta situación, Qatar Airways indicó en 2014 que no recibiría más aviones fabricados en esa factoría, luego de que encontraran daños en algunos componentes.
