American Airlines solicitó autorización al Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) para reducir de manera significativa sus operaciones hacia varios destinos en Cuba, en un movimiento que refleja el complejo escenario político y comercial que afecta las conexiones aéreas entre ambos países.
Según los documentos presentados por la aerolínea, la propuesta contempla una reducción de frecuencias entre Miami y las ciudades cubanas de La Habana, Holguín, Santiago de Cuba, Santa Clara y Varadero. En particular, American busca eliminar tres de los ocho vuelos diarios entre Miami y La Habana durante los fines de semana (viernes a domingo), y cuatro vuelos adicionales entre martes y miércoles.
Además, la compañía planea cancelar todos los vuelos entre Miami y Holguín durante los días martes, miércoles y jueves, así como suprimir uno de los dos vuelos diarios entre Miami y Santa Clara. La aerolínea justificó estas modificaciones señalando las “condiciones actuales del mercado” en dicho corredor aéreo.
A pesar de estos recortes, American Airlines aclaró que no se trata de una retirada definitiva y que las rutas podrían reanudarse si la demanda mejora y si las autoridades estadounidenses lo aprueban.
En paralelo, United Airlines anunció la suspensión de su ruta directa entre Houston y La Habana a partir del 2 de septiembre, sumándose a la tendencia de reducción de servicios hacia Cuba. Por ahora, aerolíneas como Delta y Southwest mantienen operaciones regulares a la isla.
El panorama para las aerolíneas estadounidenses se ve afectado por las persistentes restricciones de viaje impuestas por el gobierno de EE.UU., que sólo permite vuelos bajo categorías específicas como visitas familiares y actividades humanitarias, excluyendo el turismo recreativo para ciudadanos estadounidenses. A esto se suma la permanencia de Cuba en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, una designación que complica aún más las relaciones diplomáticas y comerciales, incluyendo la aviación.