La ironía corresponde a Ricardo Cirielli, secretario general de APTA, gremio que representa a los técnicos aeronáuticos, mayoritariamente, de Aerolíneas Argentinas.
El histórico dirigente que en los últimos años se ha diferenciado, por lo menos en los métodos de protesta, del resto de los gremios de la empresa estatal tratando de no afectar al pasajero con sus reclamos, durante octubre emitió un par de comunicados con fuertes críticas a la actual administración de la empresa e inclusive a la actual conducción de la CGT.
En un comunicado anterior Cirielli le reclamaba a Fabián Lombardo, presidente de Aerolíneas Argentinas, por la falta de inversiones en infraestructura y herramientas en el área técnica, la falta de personal técnico en todos los sectores como consecuencia de retiros y jubilaciones anticipadas, la no incorporación de más aviones cargueros ni la explotación de servicios de mantenimiento a terceros, y el no reemplazo, además, de los Embraer 190.
Su última carta abierta, más que comunicado, fue para contestarle a las declaraciones de Lombardo que hacían referencias a la necesidad de actualizar y mejorar los interiores de los A330, que la compañía utiliza en vuelos de largo radio (Madrid, Roma, Miami) incorporando, entre otras cosas, WiFi para acercarse a lo que ofrece la competencia.
Esta vez el gremialista, que propone el reemplazo directo de estos aviones por otros más actuales, contestó con una ironía: “Gastar dólares en poner WiFi a la flota de Aerolíneas Argentinas es como querer ponerle Bluetooth a un Fiat 600. Hay que pensar en cambiar los aviones por otros más modernos que ya traen WiFi, gastan menos combustible y de paso se moderniza la flota y capitaliza la empresa”.
Es cierto, que en ningún caso dijo de dónde saldrían los recursos.

