Esta semana, Aerolíneas Argentinas tuvo que reprogramar algunos de sus vuelos a Miami y a Punta Cana – normalmente programados con Airbus A330-200 – con Boeing B737-Max, es decir aviones de un solo pasillo, con casi 100 asientos menos, y autonomía solo hasta 6.500 kilómetros, por lo que, obligados, ante la sorpresa de los pasajeros, a hacer una escala intermedia (Lima o Brasilia, por ejemplo) para reabastecerse de combustible.
Hasta ahora la compañía reconoció que debió cancelar más de 30 vuelos, hasta la tarde del miércoles, cuando el gremio decidió levantar el paro en el Centro de Formación y Entrenamiento, aunque queda la duda de si los pilotos van a aceptar las reprogramaciones.
¿Qué habría provocado estas cancelaciones? El vencimiento de la licencia de muchos pilotos del avión más grande como consecuencia de los paros programados por APLA – esto se irá agravando a medida que se acerque diciembre – en el Centro de Formación y Entrenamiento de Pilotos (Cefepra), ubicado en el aeropuerto de Ezeiza, donde se dictan los cursos y están los simuladores de vuelo. Los paros hacen que los pilotos no puedan renovar sus licencias semestrales.
La política de la empresa, por ahora, es reservar los tripulantes de A330 cuyas licencias aún están vigentes para los vuelos a Madrid y Roma, imposibles de cumplir con los narrow body, en tanto improvisan una programación especial para Miami con los B737-MAX. Esta salida de emergencia no evitó esta semana que algunos vuelos a los dos destinos europeos debieran ser cancelados o que pasajeros a Miami y el Caribe fueran endosados a compañías como Gol.
Dentro de la compañía, y en otros gremios que no son APTA, piensan que los pilotos están extendiendo demasiado el conflicto, al punto que hay quienes hablan de un “lockout gremial”. Este miércoles el otro gran líder de los gremios aeronáuticos, Ricardo Cirielli de APTA (Técnicos), salió a enfrentar a Pablo Biró, (Pilotos), acusándolo de “topo” y de facilitarle los argumentos al gobierno para privatizar la compañía.
Cirielli señaló en una nota “que la serie de paros que los pilotos vienen realizando desde mediados de agosto es ignorar la realidad o ser el topo que elimine a Aerolíneas desde dentro, evitándole al Gobierno el costo de lo que tanto anhela hacer”.
APTA es uno de los dos gremios – el otro es UPSA, personal de conducción – que aceptaron los aumentos ofrecidos por la empresa, lo que no quiere decir que estén conformes, pero son conscientes que con medidas como las que lleva adelante los pilotos es tenderle a al gobierno un puente de plata para avanzar con la privatización de Aerolíneas.
Recién esta semana, tanto los pilotos como los tripulantes de cabina (AAA), luciendo sus uniformes, se tomaron el trabajo de generar algún tipo de simpatía entre los pasajeros en Aeroparque repartiendo volantes. El argumento más fuerte y repetido fue “que ellos también tiene familias”, lo que no evitó que algún ofuscado pasajero le contestara “que ellos también”.
¿Qué pasa si, como alguien insinuó, a caballo del vencimiento de las licencias de los pilotos de Airbus A330, a su vez por decisión de la propia APLA y su paro en los simuladores de Ezeiza, la empresa decide suprimir definitivamente los vuelos internacionales de largo radio que aún le quedan: Miami, Madrid y Roma?
Es decir, suprimir la parte históricamente más deficitaria de la empresa – las grandes pérdidas de Aerolíneas siempre estuvieron allí – para avocarse al regional, pero fundamentalmente al cabotaje, manteniendo – y hasta reforzando – la conectividad interior. Es decir, lo que realmente le importar al Gobierno y a los argentinos, ya que oferta internacional es lo que sobra. Y de calidad.
¿Cómo hacerlo? Por empezar endosando los pasajeros que ya compraron los pasajes a estos destinos a otras compañías – que las hay, en calidad y cantidad-; devolviendo los 10 A330-200 alquilados a sus lesor, para consolidar la flota en dos tipos de aviones de corto y medio radio, y despedir al personal afectado, en especial tripulantes, más el excedente en otras áreas de la empresa.
Por lo pronto, lo que hizo la empresa fue suspender la mesa de negociación salarial que habían acordado con AAA, APA y APLA reiniciar este lunes. La compañía había retomado las conversaciones con estos gremios el último jueves, junto a funcionarios de Transporte y de Jefatura de Gabinete, y habían quedado en continuar los encuentros esta semana con el objetivo de llegar a una solución que evitara mayores perjuicios a los pasajeros de Aerolíneas Argentinas.
La cancelación de cuatro vuelos internacionales este fin de semana, cosa que se podría haber evitado sino no fuera “por la falta de interés y de voluntad en hacer esos vuelos por parte de APLA”, dijeron en la empresa, terminaron por cortar los puentes y suspender las negociaciones.
¿Cómo puede continuar la pelea que, inclusive hasta los otros gremios, consideran que excede lo salarial? Difícil saberlo. Por lo pronto los gremios habían amenazada con mantener los paros programados para los primeros 10 días de noviembre en CEFEPRA lo que anticipa que el tema del vencimiento de licencias – por lo tanto, la falta de pilotos habilitados – irá en aumento hasta que haga crisis en diciembre.