Todas las semanas, como en aquel cuento del pastorcito mentiroso, se anuncia la llegada del nuevo avión presidencial, también conocido como el avión de Alberto Fernández o el ARG 01. La noticia de que pilotos de presidencia hicieron el obligado vuelo de prueba, lo que implicaría su aceptación, activaron otra vez el pronóstico de su llegada esta semana. El Boeing, por lo que trascendió, llegaría a Aeroparque. Lo que no es seguro es si habrá algún acto, con la presencia del Presidente y algunos miembros del gabinete, o simplemente – como es la propuesta de algunos funcionarios – dejar fluir la noticia. Que el lobo haga el menor ruido posible.
Hasta allí las novedades de la semana con el ARG 01. ¿Pero qué pasa con el Tango 01, el presidencial a la medida de Carlos Menem, que formó parte del precio final pagado – U$S 3 millones- y que sigue estacionado en El Palomar?
Ahora resulta que este avión no sería expatriado – ¿cuánto deberían invertir para esa última remontada? – sino que quedaría en la Argentina para ser canibalizado y proveer de repuestos o partes al recién llegado. No hay que olvidar que uno de los argumentos que condujo a la decisión de no invertir en ese avión – más joven, con menos horas de vuelo y menos ciclos, pero en estado de semi abandono-, fue justamente la escasez de repuestos en el mundo para los B757, avión que hace años se dejó de fabricar.
Quienes están cerca de la operación sostienen que el avión “está en buenas condiciones y tiene una vida útil de al menos 35 años”. ¿No será mucho?
La expectativa ahora es cuando hará su vuelo inaugural, con el Presidente a bordo. Hay quienes especulan con el 25 de mayo, si es que va a algún lado.
