Todo depende del color con qué se mire. O de quién lo mire. En varias oportunidades, el Ministro de Transporte y el presidente del Grupo Aerolíneas anticiparon que para el 2019, la empresa estatal va a ser económicamente auto suficiente por lo que no va a requerir subsidios del Estado. Esta semana el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, destacó que “este año va a ser el último con subsidios de US$ 80 millones y probablemente el año que viene va a ser cero”. Si bien habrá que verlo, se supone que es una buena noticia y que implica un gran esfuerzo en cuanto a bajar costos y subir ingresos teniendo en cuenta que en 2012 la empresa necesitaba US$ 900 millones del Tesoro al año para subsistir y que desde que se reestatizó, en 2008 y hasta diciembre de 2017, demandó subsidios por casi US$ 5 mil millones. Sin embargo, algunos gremios salieron a criticar esta reducción de subsidios, cómo si de la quita de un derecho adquirido se tratara. En un comunicado conjunto de los gremios aeronáuticos (no está la AAA), unos días antes del inicio del feriado largo de Semana Santa y al tiempo que decretaban el estado de alerta y movilización, los sindicatos criticaron la política que lleva adelante el gobierno en lo referente al transporte aerocomercial y pusieron en un lugar destacado “la reducción drástica año a año de los subsidios, aunque provincias y municipios se los otorgan a empresas extranjeras”. También otros dirigentes, en declaraciones individuales, plantearon como un hecho negativo la reducción de subsidios.
