La primicia de Aviación News la semana pasada dando cuenta que Aerolíneas Argentinas ya había consumidor a esta altura la totalidad de los subsidios previsto para el ejercicio 2018 -unos U$S 90 millones- y que el Ministerio de Transporte había tenido que apelar al desvío de partidas desde otras empresas del Estado para cubrir el agujero, generó que la empresa convocara a sus oficinas en Aeroparque a algunos medios de los llamados “grandes”, interesados en el tema, con el pretexto de presentar al flamante presidente designado. Pero Luis Malvido fue quien menos habló, y con razón, ya que obviamente no es responsable de la administración hasta acá, además de la excusa de que no conoce aún ni la empresa ni la industria. Fue Mario Dell’Acqua, presidente saliente, quien reconoció que los costos de Aerolíneas se habían incrementado más allá de lo previsto, y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien, como consignó uno de los diarios, admitió que habrá más subsidios aunque también condiciones para esa ayuda. Sin especificar a qué se refería con lo de “condiciones”. Es posible que los subsidios se transformen ahora en aportes de capital. Los argumentos para explicar el desajuste en el presupuesto 2018 -unos U$S 10 millones por mes- había que buscarlos, dijeron, en que las ventas no siguieron la racha expansiva de los primeros meses y en el alza del combustible. Sin descuidar el primer punto, los especialistas ven en el segundo un error muy grosero de la gente de Aerolíneas al fijar el precio internacional del petróleo en 52 dólares el barril para este año cuando ya en octubre los analistas lo ubicaban entre los 65 y los 75 dólares promedio para el año. Salvo, claro, que la intención entonces haya sido presentar un presupuesto 2018 políticamente más optimista y amigable.
