La llegada “agrietada” del nuevo avión presidencial argentino
El arribo – finalmente – del nuevo avión presidencial adquirido por el Gobierno del saliente Alberto Fernández dejó tela para cortar. Y si bien la “grieta” que divide (o parece dividir) a gran parte de la sociedad argentina se mete en cada decisión o acción que realizan los dirigentes políticos, fue sorpresivo que llegara a niveles tan altos como para colarse hasta en la pasada rasante que realizara el jueves 25 de mayo el B757 denominado ARG 01. Si bien sería entendible que generara discordia la erogación requerida de millones de dólares en un país con niveles de pobreza históricos, con una preocupante falta de dólares, el tipo de aeronave y su vida útil, la falta de repuestos, la demora en su arribo, la adquisición por parte de un presidente saliente, entre otros puntos, la atención quedó centrada – al menos mediáticamente – en si la pasada rasante en Aeroparque fue “temeraria e insegura” o si fue una acción para “celebrar y destacar” bajo todos los márgenes de seguridad. Y allí es donde parece sentirse cómoda la Grieta.
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