La empresa estadounidense realizó una serie de pruebas del B-777X en el clima extremo frío de Alaska. Para esto, el avión voló de Seattle a Fairbanks donde se realizaron diversos testeos de rutina, pero en temperaturas extremas. Debido al clima, las aeronaves mantienen comportamientos diferentes. Por ejemplo, los metales se contraen a ritmos diferentes, los lubricantes pueden perder viscosidad creando problemas de desgaste en piezas móviles. Las pruebas han incluido el arranque del motor y de la APU después de la inmersión en frío; pruebas del inversor de empuje con nieve; verificación del comportamiento de los sistemas a temperaturas extremas; y despegue abortado.