La operación de A330 en Aeroparque. ¿Beneficio colateral u objetivo primario?

Actualmente por la pista del Aeroparque Jorge Newbery solo pasa maquinaria pesada, con la operación aérea cerrada por la realización de obras hasta el 1 de diciembre. Cuando en mayo se publicaba la Resolución 149/2020, la ANAC anunciaba la postergación de la regionalización de Aeroparque. Pero en el medio del texto, un tanto forzada su inclusión, el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) informaba “que restaban diversas intervenciones en la terminal de pasajeros del Aeroparque Metropolitano para adecuarla a las operaciones de vuelos internacionales, por lo que era necesario que se posponga el inicio de las mismas”. Lo que no decía la ANAC ni el ORSNA era en qué consistían las obras, – luego se supo que radican en el agregado de 615 metros de pista y 20 de ancho, lo que permitirá optimizar las operaciones regionales y mejorar la seguridad y la conectividad con el exterior, por lo que la pista pasará de los 2.100 metros actuales de largo y 40 de ancho, a 2.715 de largo con un ancho de 60 metros, nuevo sistema de balizamiento, y ampliación del sector de arribos y partidas internacionales. Tampoco se dijo cuánto iban a costar los trabajos – se estiman unos 5000 millones de pesos – y a quién, evidentemente, favorecen. Más allá de las siempre bienvenidas tareas que mejoren la operación en la terminal y el paso del pasajero por la estación aérea, lo que llamó la atención en el sector era la posibilidad que daban las obras de operar allí con aviones de doble pasillo, como el Airbus A330. El rumor, decía que la idea era que Aerolíneas pueda llegar con este avión con capacidad para 270 pasajeros desde Aeroparque a Lima, por ejemplo, sin limitaciones. La primera pregunta que surge es qué pasó con el límite de aviones de hasta 200 asientos del decreto de febrero firmado por la ANAC cuando habilitaban el regreso de las operaciones regionales a Aeroparque que, casualmente, dejaba afuera a los A321, avión que algún competidor de Aerolíneas podía llegar a usar en la región. La segunda pregunta es si, pensando en aquello de la reciprocidad, qué sucederá con quienes cuentan con B787 o B767 para vuelos regionales. La tercer pregunta que surge, es si la posibilidad de operar con A330 es un beneficio disponible para cualquier jugador que se desprende de las mejoras en pista, o si son todas obras pensadas exclusivamente para que Aerolíneas cuente con una supuesta ventaja competitiva en un aeropuerto que operará casi con exclusividad.