Alas Uruguay arrastra una deuda de US$ 4,9 millones con sus proveedores, y en enero de 2017 deberá comenzar a pagar los US$ 15 millones que debe al Fondes durante un plazo de 10 años. La primera y única aerolínea autogestionada por sus trabajadores sobrevivió apenas nueve meses desde su vuelo inaugural desde Montevideo hasta Asunción, luego a Punta del Este y después a Buenos Aires. A los US$ 15 millones y la deuda con proveedores se suma un atraso de pagos salariales a los funcionarios de la compañía, lo que se viene arrastrando desde hace algunos meses. El final incierto para este proceso que comenzó a finales de 2012 con la bancarrota de Pluna, recorrió un camino cargado de expectativas. La búsqueda de una alianza, o directamente de un inversor, consume ahora los nervios de los 150 trabajadores que apostaron al proyecto y que hace una semana decidieron la suspensión de los vuelos. La alianza con Boliviana de Aviación no llegó a concretarse. El interés de la competidora Amaszonas inquieta más que alivia a la gente de Alas Uruguay. De hecho, la aerolínea perteneciente a un grupo boliviano pidió ampliar sus frecuencias a Buenos Aires, lo cual a la interna de la empresa uruguaya es interpretado como un avance sobre su propio terreno. El panorama, más que oscuro.
