Que el 95% de los ciudadanos de Brasil tenga al menos un aeropuerto a menos de 100 kilómetros de distancia: esa es una de las premisas básicas del renovado gobierno brasileño de Dilma Rousseff. La presidenta, que obtuviera hace pocas semanas su reelección, transmitió este concepto a Wellington Moreira Franco, ministro de Aviación Civil. El funcionario calificó a la red aeroportuaria como «absolutamente insuficiente” y por eso uno de los objetivos de su gestión será ampliarla. Hasta el momento, Brasil cuenta con 120 aeropuertos regionales, pero Moreira Franco prometió que esta cifra se elevaría hasta los 270. Para el ministro, la ausencia de una red adecuada perjudica a los habitantes del Interior de Brasil que deben pagar un 30% por sus tickets aéreos que los habitantes de las grandes ciudades. De hecho, el 38% del consumo de Brasil se sitúa por fuera de las grandes capitales.