Dice un viejo refrán que la necesidad tiene cara de hereje. La aviación comercial va a crecer sostenidamente en los próximos años pero una de sus más grandes limitantes, quizás la amenaza más sólida, será la falta de mano de obra. Muy concretamente de pilotos. Ante la esa posibilidad, la NASA y Rockwell Collines comenzaron a analizar tecnológicamente si es posible pensar en la posibilidad de que sólo un piloto. En realidad, basada en la tecnología de los drones (los aviones piloteados remotamente), el análisis se plantea la posibilidad de que los copilotos se queden en tierra, asistiendo los vuelos, sobre todo en las etapas más críticas. La idea tiene dos desafíos por delante: en primer lugar demostrar su fiabilidad técnica y cuando eso esté confirmado, encarar la modificación de normas y regulaciones de seguridad aeronáuticas que obligan hoy a operar con dos pilotos.
